martes, 20 de julio de 2010

FELIZ DIA DEL AMIGO CON UN POEMA DE VINICIUS!!!


Se necesita un amigo

No es necesario que sea hombre,
basta que sea humano,
basta que tenga sentimientos,
basta que tenga corazón.

Se necesita que sepa hablar y callar,
sobre todo que sepa escuchar.

Tiene que gustar de la poesía,
de la madrugada, de los pájaros, del Sol,
de la Luna, del canto, de los vientos
y de las canciones de la brisa.

Debe amar al prójimo y respetar el dolor que
los peregrinos llevan consigo.
Debe guardar el secreto sin sacrificio.
Debe hablar siempre de frente y
no traicionar con mentiras o deslealtades.

Debe tener un ideal, y miedo de perderlo,
y en caso de no ser así,
debe sentir el gran vacío que esto deja.

Tiene que tener resonancias humanas,
su principal objetivo debe ser el del amigo.

Debe sentir pena por las personas tristes
y comprender el inmenso vacío de los solitarios.

Se busca un amigo para gustar
de los mismos gustos,
que se conmueva cuando es tratado de amigo.

Que sepa conversar de cosas simples,
de lloviznas y de grandes lluvias y
de los recuerdos de la infancia.

Se precisa un amigo para no enloquecer,
para contar lo que se vio de bello y
de triste durante el día, de los anhelos
y de las realizaciones, de los sueños y de la realidad.

Debe gustar de las calles desiertas,
de los charcos de agua y los caminos mojados,
del borde de la calle, del bosque después de la lluvia,
de acostarse en el pasto.

Se precisa un amigo que diga que vale la pena vivir,
no porque la vida es bella, sino porque estamos juntos.

Se necesita un amigo para dejar de llorar.

Para no vivir de cara al pasado,
en busca de memorias perdidas.

Que nos palmee los hombros,
sonriendo o llorando,
pero que nos llame amigo,
para tener la conciencia de que aún estamos vivos.


Vinicius de Moraes

viernes, 16 de julio de 2010

Conociéndolos....Amir Valle









Hoy en nuestro espacio Conociéndolos....hablaremos y leeremos a AMIR VALLE.


Periodista, publicista, escritor y crítico literario. Nacido en Guántamo, Cuba, el 6 de enero de 1967.

Escribió novelas, ensayos, cuentos.

Entre sus novelas se destacan : "Largas noches con Flavia" ( 2008), "Tatuajes" ( 2007), "Las palabras y los muertos"( 2007).

Obtuvo varios premios literarios en su país y en otros como Alemania, República Dominicana y Colombia.

Y ahora sin más palabras comparto con los lectores de Bruges un cuento de Amir Valle para que cada uno lo disfrute y lo juzgue.


Abuelo en dos tiempos de Amir Valle.


A Ceferino, abuelo, cazador de improvisos.

Aquel día la muerte salió de caza. Lo supe porque el abuelo se puso a hablar de lo que nos esperaba en el más allá. Afuera soplaba un viento fuerte y la lluvia limpiaba los tejados. Nadie podía dormir por el ruido de los cines del techo y por la lloradera que mi hermanita de meses for mó. El caso es que la noche estaba sobre nosotros y en casa todos los ojos seguían abiertos. El abuelo no paraba de hablar de almas errantes y del infierno o el cielo, qué sé yo. Entonces fue que dijo lo de la muerte y me quedé tranquilo, oyendo sus cosas. Decía que se transformaba en todo, que iba siempre buscando inquilinos para su morada y sobre todo recuerdo haberle oído decir: "le gusta cazar de noche cuando llueve y hay viento fuerte".
Sentí un escalofrío que me iba ahogando, tuve que toser fuerte para sacarlo de allí; cuando solté el aliento, olía a tumba.
-El frío de la muerte está en todas partes -vol vió a decir y quedó mirando al techo; yo también miré; un ratón corría allá arriba por las vigas.
La muerte apareció por casa a eso de las dos, cuando los ojos no aguantaban más y los parpa dos se venían abajo al menor descuido. La sentimos caminar por el patio. Tobi empezó a ladrarle. Ninguno había abierto la boca hasta que el abuelo se puso de pie y, sacando el machete quo él mismo había colgado en la pared, dijo en voz alta, como para que lo oyeran de lejos:
-A mí nadie me va a coger así tan fácil, carijo; a lo que aparezca le arranco la cabeza.
Parece que la muerte lo oyó; enseguida se sintieron pasos que se alejaban. Abuelo abrió la puerta. "Se fue", dijo y soltando el machete se tiro en la cama; al poco rato roncaba.
Por la mañana se supo en el pueblo que alguien había rondado las casas durante la noche. Abuelo dijo que era la muerte. Lo miré con burla. Luego pasó otro diciendo que un borracho había amanecido muerto con su cosa afuera.
-A ese la muerte lo sorprendió cuando iba a orinar bajo el aguacero y como no tenía más nada se lo llevó.
Yo me reí al oírlo, me miró fijo, muy serio y tuve que callarme; me había visto la noche pasada esconderme bajo las sábanas, cuando dijo que la emisaria del otro lado andaba cerca.
La calma volvió con los días. Ya nadie en el pueblo hablaba de lo que había pasado; nadie, exceptuando al abuelo. Como todas las tardes, se sentaba en el portal y a menudo decía: "la muerte acecha, esto es solo una tregua para coger fuerzas". Aquella tarde había fiesta en el pueblo y entonces le oímos decir: "Hoy viene, hay carne en la olla".
Por la noche Mamá no nos dejó salir y para matar el tiempo nos sentamos a oírlo monologar. Volvió a hablar del más allá y de todo eso, supe que la muerte andaba cerca. Al rato vi pasar rumbo a la plaza, entre la gente, una señora muy elegante y altiva, pero con unos ojos absurdos, como de hielo; al pasar se quedo mirando al abuelo y sonrió. "Ahí va", le oímos decir.
-¿Quién es? -preguntaron mis hermanitos. Yo no tuve que hacerlo.
Seguro que esa noche quedó contenta. Dos hombres se machetearon por una señora elegante, decía la gente del pueblo; y la noche festiva del otro mes, lo mismo, porque otros tres aparecieron en un callejón tan llenos de ron que hubo que vaciarlos porque como estaban "ni los gusanos les meten mano", había dicho el sepulturero.
-Hoy vendrá la muerte -dijo el abuelo desde la cama. En la cocina Mamá lloraba y en la sala el doctor meneó la cabeza ante la pregunta de Papá; luego se fue, dejándonos en la nariz un fuerte olor a inyecciones y alcohol. Yo estaba acostado en el piso, cerca de la cama del abuelo; miraba las telarañas del techo; cuando lo oí mencionar aquello salí del cuarto y me quedé afuera, con ganas de coger el machete colgado en la pared para no dejar que viniera.
Yo miraba con el rabillo del ojo al abuelo, a través de la puerta abierta, cuando la vi llegar, pero sin saber que era ella. Estuvo parada en la ventana un rato; luego se posó en la cama y empezó a arrullar. Hubo un momento en que se quedó mirándome y yo veía aquella paloma parada allí; pensaba en la alegría que sentiría el.
-Espántala -dijo Mama, que la vio al pasar rumbo al patio. Quise cogerla y me levanté. Cuando llegué, la paloma se había posado en el cobertizo del corral. Mala suerte, me dije, pero al fijarme en sus ojos absurdos, "como de hielo", recordé; miré al abuelo y un cosquilleo húmedo comenzó a molestarme en los ojos.


FUENTE: www.amirvalle.com

GRACIELA AMALFI.

domingo, 11 de julio de 2010

Volver de viaje


Regresar de un viaje no es cosa sencilla.

Más cuando ese viaje fue intensamente vivido.

Vivido como en tiempo presente, dejando atrás todo los diálogos internos e insoportables murmullos que suelen invadirnos la cabeza cuando estamos en nuestro lugar de residencia

De golpe, al volver, nos damos cuenta que quedamos suspendidos, como en transito, nuestro cuerpo ha aterrizado pero nuestra cabeza quedo allá donde hayamos viajado

El segundo fenómeno extraño, es que cuando nuestra cabeza finalmente ha aterrizado aparece una voraz sensación de resistencia a zambullirse de nuevo en aquello que dejamos al viajar. No porque no nos guste, sino tal vez porque no queremos despertarnos todavía. O quizás también , descubramos que nos han dejado de atraer actividades que otrora considerábamos interesantes.

Un viaje es mucho mas que un ir a otro lugar, es abrir nuestra mente, el famoso “open mind”, es ver otras personas, culturas y tener la extrañísima sensación que todos transitamos la vida de la misma manera, estamos hermanados en nuestra condición humana, formamos parte del mismo universo.

Algo tal vez tan básico pero de significado tan profundo hace que ya no regreses de la misma manera

Haberte podido embeber de lleno en una situación tan placentera provoca que cuando vuelvas cueste muchísimo mas transitar aquellas situaciones cotidianas que no lo son .

Por ultimo quedan “las fotos “documentos” concretos que nos recuerdan puntualmente imágenes, que a su vez son disparadoras de emociones totalmente intransferibles, imposibles de poner en palabras ; que uno llevara en su haber por siempre , que formara parte de ese bagaje que uno va armando con el transitar por la vida.

Tal vez rescatar esa posibilidad de vivir “ese” tiempo presente y recrear esa conexión tan intima que tuvimos con el placer nos acerque de alguna forma a ese bienestar que supimos experimentar

miércoles, 7 de julio de 2010

Morelliana, siempre

Estoy leyendo "La vuelta al día en ochenta mundos" de Julio Cortazar, un escritorazo! Es un libro ilustrado y encontre este bello, y breve ensayo que quiero compartir con ustedes.

Aquí se cerraron unos ojos a través de los cuales el universo se contemplaba con amor y en toda su riqueza.
Epitafio de Hohann Jakob Wagner.

Como los eléatas, como San Agustín, Novalis presintió que el mundo de adentro es la ruta inevitable para llegar de verdad al mundo exterior y descubrir que los dos serán uno solo cuando la alquimia de ese viaje de un hombre nuevo, el gran reconciliado.
Novalis murió sin alcanzar la flor azul, Nerval y Rimbaud bajaron en su día a las Madres y nos condenaron a la terrible libertad de querernos dioses desde tanto barro. Por todos ellos, por lo que a veces se abre paso en nuestra cotidianeidad, sabemos que sólo desde el fondo de un pozo se ven las estrellas en pleno día. Pozo y cielo no quieren decir gran cosa, pero hay que entenderse, trazar las abscisas y coordenadas; Jung da su nomenclatura, cualquier poeta la suya, la antropología sabe de regímenes nocturnos y diurnos de la psiquis y la imaginación. Por mi parte, tengo la certeza de que apenas las circunstancias exteriores (una música, el amor, un extrañamiento cualquiera) me aislan por un momento de la conciencia vigilante, aqullo que aflora y asume una forma trae consigo la total certidumbre, un sentimiento de exaltante verdad. Supongo que los románticos guardaban para eso el nombre de inspiración, y que no otra cosa era la manía.
Todo eso no puede decirse, pero el hombre está para insistir en decirlo; el poeta, en todo caso, el pintor y a veces el loco. Esa reconciliación con un mondo del que nos ha separado y nos separa un aberrante dualismo de raíz occiental, y que el oriente anula en sistemas y expresiones que sólo de lejos y deformadamente nos alcanzan, puede apenas sospecharse a través de vagas obras, de raros destinos ajenos, y más excepcionalmente en arrimos de nuestra propia búsqueda. Si no se puede decir hay que tratar de inverntarle su palabra, puesto que en la insistencia se va cerniendo la forma y desde los agujeros se va tejiendo la red; como un silencio en una música de Webern, una broma de Marcel Duchamp, ese momento en que Charlie Parker echa a volar Out of Nowhere, estos versos de Attâr:

Tras de beber los mares nos asombra
que nuestros labios sigan tan secos como
las playas,
y buscamos una vez más el mar para
mojarnos en él, sin ver
que nuestros labios son las playas y nosotros
el mar.

Allí y en tantos otros vestigios de encuentro están las pruebas de la reconciliación, allí de la mano de Novalis corta la flor azul. No hablo de estudios, de ascesis metódicas, hablo de esa intencionalidad tácita que informa el movimiento total de un poeta, que lo vuelve ala de sí mismo, remo de su barca, veleta de su viento, y que revalida el mundo al precio del descenso a los infiernos de la noche y del alma. Detesto al lector que ha pagado por su libro, al espectador que ha comprado su butaca, y que a partir de allí aprovecha el blanco almohadón del goce hedónico o la admiración por el genio. ¿Qué le importaba a Van Gogh tu admiración? Lo que él quería era tu complicidad, que trataras de mirar como él estaba mirando con los ojos desollados por un fuego heracliteano. Cuando Saint-Exupéry sentía que amar no es mirarse el uno en los ojos del otro sino mirar juntos en una misma dirección, iba más allá del amor de la pareja porque todo amor va más allá de la pareja si es amor, y yo escupo en la cara del que vanga a decirme que ama a Miguel Angel o a E. E. Cummings sin probarme que por lo menos en una hora extrema ha sido ese amor, ha sido también el otro, ha mirado con él desde su mirada y ha aprendido a mirar como él hacia la apertura infinita que espera y reclama.

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