martes, 1 de diciembre de 2009

Mi sonrisa dibujada.

Hoy comparto con ustedes este cuentillo que se me ocurrió escribir un día cualquiera...para un tiempo cualquiera...y para un tiempo dentro de mucho tiempo...




Mi sonrisa dibujada.


Elijo el salón perfecto ubicado en un barrio elegante, a mano de todo. Sobre una calle ancha, transitada, cerca de varias paradas de colectivos. De esa manera evito el pánico de los que temen andar por algunos barrios de la ciudad. Por la inseguridad de hoy, claro está.
El salón tiene varios ambientes, bien distribuidos. En uno de ellos están colocados unos hermosos sillones blancos aterciopelados. Cómodos. Para pasar una noche relajada. Sillones que me hacen acordar a los del living de mi casa con la única diferencia de que los míos son negros.
La gente de mi edad no sentirá el peso de las horas si están cómodamente sentados. Los más jóvenes, podrán ocupar las banquetas o los lugares para sentarse al aire libre.
Hay un jardín repleto de árboles y bien iluminado. Las enredaderas trepan por el infinito de las paredes. Sus vidas no tienen fin, continúan y continúan.
“Estacionamiento exclusivo, seguridad las veinticuatro horas, calidez y atención personalizada”, reza la oferta de la empresa por la que me decido. Acá se dibuja mi primera sonrisa. Me gusta mi elección. Al fin de cuentas me la merezco.
Quiero que todos estén cómodos, mis invitados y los que no lo son, porque siempre cae alguno a “caretear”.
Esta es una fiesta muy especial para mí. Ojalá todos se queden con el mejor recuerdo de esta fiesta.
Los primeros invitados empiezan a llegar. Cada uno viene a saludarme. Los recibo con una sonrisa dibujada, se acercan, me besan y algunos me abrazan.
Hablando de caretear. Ahí viene Julián, mi compañero de trabajo, ese imbancable tampoco se la pierde. Quisiera no saludarlo, pero al acercarse no tengo más que mostrarle mi sonrisa dibujada.
Me imaginé que una de las primeras en llegar sería Consuelo con sus pinturas sobresaliendo a su cara y Anibal, su marido, siempre gordo y mal vestido. Y sí, ahí están los dos entonando sus frases tan vulgares.
En la sala principal se encuentra el mobiliario más importante, el que no puede faltar. Realizado totalmente en madera de cedro natural con hermosos herrajes florentinos. Bordes ondeados y buen tapizado. De buen gusto.
Mis hijos se lo pasan alrededor de mí. Yo sé que llevo en mis huesos algo más de medio siglo, pero no es para que se me pegoteen tanto. Son muchas personas y me están asfixiando. Si pudiera escapar y salir corriendo dejaría tirada en el piso mi sonrisa dibujada.
¡Cuánta gente! De todas las edades.
Y yo sigo con mi sonrisa dibujada. Mi sonrisa parece estar dibujada sobre un mármol de carrara, se enfría a medida que corren con furia las agujas de los relojes. De todos modos estoy bien, radiante.
La fiesta recién empieza. Tenemos para unas cuantas horas. Es mi antojo, lo quiero así.
Quisiera que este agasajo durara una eternidad. Si pudiera amuraría todos los tiempos, todas las cosas y haría un stop en mi mundo de hoy.
La gente entra, sale, se mueve, va al jardín, toma un trago, come un sándwich. Más tarde llegan el café y las masitas finas.
Está entrando Marcela, es mayor que yo pero no se pierde una, quien la ha visto y quien la ve. Ese vestido a rayas con el moño rojo me parece horrible. Nunca tuvo buen gusto para vestirse, menos lo va a tener ahora que ya está algo vieja. Porque ésta siempre miente su edad, pero yo no me la olvido.
Al fin llega Martina mi compañera de secundaria. Bien escotadita que se vino la señora.
Desde mi lugar los puedo ver a todos y a cada uno. Escucho las risotadas de Ismael, siempre tan burdo. Podría ser un poco más caballero, dada la situación.
La música de fondo es tranquila. Preferiría ponerle más movimiento al entorno pero me dicen que no da para este acontecimiento. Tantos hombres y nadie se atreve a invitarme a bailar, tendré que ser yo la primera. Deben esperar que de la voz de largada. Me olvidé de comprar el cotillón. Convengamos que nunca me gustaron mucho las fiestas.
Todo lo adornan con demasiadas de flores. Eso no me gusta, no me interesan demasiado las flores. Esas calas que están en el jarrón pegado a la columna aquella me desagradan. Menos mal que hay unas rosas rojas de ésas que me gustan.
En toda fiesta siempre falla algo. Esto es muy común.
El desfile es mucho, van llegando todos los invitados. Parece que en este sábado a la noche no tienen otra salida más interesante.
Los miro a todos y a cada uno, siempre con mi sonrisa dibujada. Un bosquejo de sonrisa que se pasea por todo el lugar, abraza a algunos y abofetea a otros. Habla, pregunta, se inquieta. Es capaz de sentir a través de la piel los pasos de las agujas del reloj que tengo puesto.
Me estoy aburriendo de mi sonrisa dibujada. Estar así tan en pose para la presentación ante todos, me pone incómoda. Pero no puedo hacer otra cosa. La fiesta ya empezó y debe seguir hasta el final.
Corre un aire fresco que se asoma desde el jardín y me trae el aroma de alguna de esas flores que en cualquier momento me van a hacer estornudar. Mejor no me muevo mucho porque se me va a correr la pintura y tengo que dar una buena imagen. Así todos se irán felices.
Seguro que de más de uno recibiré una crítica o algún comentario nada halagador. La verdad es que no me importa, ya no me importa.
Amanece.
Las tazas de café corren como un río caudaloso hasta el precipicio más cercano.
Esas calas del jarrón parecen estirarse cada vez más para mirar mi cara. No me gustan nada, ni poco, ni mucho.
De repente se colma el lugar.
La fiesta está llegando a su fin.
Ya me acostumbré a mi sitio. Por suerte elegí un tapizado bien mullido con detalles que lo embellecen como es una puntilla elastizada blanca.
Se acercan dos caballeros con traje gris y moño negro. Para aliviar los instantes críticos realizan un moderno procedimiento de sellado que reemplaza a la tradicional soldadura.
Y sigo con mi sonrisa dibujada la que ahora encierran en mi féretro elegido.

GRACIELA-19-11-09

11 comentarios:

  1. De nuevo, me ha enganchado desde el principio, y he tenido que leer un par de veces el final. es excelente.
    Sigue escribiendo.
    Saludos

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  2. IMPRESIONANTE!!!! CUANTA IMAGINACION!!!!! ME ENCANTO!!! PERO...PORQUÉ LA PARCA RONDA EN TUS CUENTOS???.SEGUI ESCRIBIENDO!!! BESOS

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  3. Muy bueno, con un final inesperado. Como a veces la muerte nos tiene acostumbrado.

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  4. Como es tu costumbre......me lleva al lugar, me sitúa, leo y estoy ahíiiii!!! me encantó!!! Hasta creí oler las flores!!!!!Bravísimo escritora!!!!!LILI

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  5. Impecable, inesprado, como otras creaciones que volaron desde tu mano.
    Sólo que... la muerte protagoniza, Grace.
    Un besito.
    Escribí más.
    Graciela, Seño de Facu.

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  6. Impecable, inesperado, como otras creaciones que volaron desde tu mano.
    Sólo que... la muerte protagoniza, Grace.
    A veces, me da miedito.
    Un besito.
    Escribí más.
    Graciela, Seño de Facu.

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  7. Bruja creadora de espacio, como dice en el blog.
    Lograste integrarte a mi espacio mental, creando un espacio impensado, diferente, genial!
    Graciela, 6to

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  8. buenisimo, me traslade a ese sitio, y pude inclusive ver esa sonrisa, y desde luego mi mayor deseo es que no se pierda,sigue endulzandonos la vida con ese talento.
    gracias graciela y un fuerte abrazo. atte. jorge amalfi

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  9. Graciela . Estupendo. Me pareció. Muy bueno . Una abrazo.Ricardo

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  10. No inventes, jamás me imagine el final, estaba tan entrada leyendo e imaginando en mi mente cada escenario de tu cuento, pero el final ha destruido todo cuanto me había imaginado, estoy en shock, es verdaderamente increíble como puedes lograr eso que acabo de leer, esta increíble, después de leer el final como te digo todo cambio en mi mente y con solo leer las ultimas líneas todo se torno a lo real y extraordinario de tu cuento, dejándome pensando...

    escribes padrísimooo, ha sido grato este momento que me detuve a leerte, gracias por este regalo para todos, cuídate, y espero otro cuento majestuoso como este, perdona que no haya venido antes, ando loca con la universidad, y de salud no ando del todo bien, y apenas y leo y comento algunas cosas. Pero aquí estoy con una sonrisa que no está dibujada, es real de carne y hueso. Ñ.ñ
    saludos Graciela
    besitoooss tiernos ñ.ñ

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  11. muy bueno te deceo lo mejor y sigue cosechando exitos en tu vida,me gusto mucho saludos de jose martin amalfi.

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