viernes, 26 de marzo de 2010

Bruges en Rosario II

Este post es el primero de una serie de cuatro que van a tratar de compartir con ustedes la experiencia de las literatas en Rosario.

Y llegó el día. Lo esperamos y lo imaginamos durante cinco meses; desde que me vine a Rosario a pasar un fin de semana y mi obstetra me obligó a quedarme quieta, para evitar sorpresas anticipadas.

El contacto por mail y alguna que otra llamada telefónica sólo hacía anhelar el momento del reencuentro con más ansias: poder volver a charlar las cuatro juntas, mezclando los problemas del vivir cotidiano con lo literario y permitiendo, alguna que otra vez, que la autoayuda se cuele en la charla.

Un ultimátum de Grace surtió efecto y se organizó el viaje. El 18 de marzo fue la fecha elegida y al mediodía aterrizaron en mi casa, a metros del río Paraná a bordo del bólido verde.

Café de por medio, empezamos a hablar, Candelaria pasando de brazo en brazo y los flashes resplandeciendo para atesorar el momento. Y seguimos hablando en el restó sobre el río.

Después, caminata interminable empujando cochecito por la costanera (nunca sabremos de quién fue la idea), para el paseo obligado al Monumento a la Bandera, vuelta por peatonal Córdoba y Paseo del Siglo hasta boulevard Oroño (esquivando vendedores ambulantes que disfrutaban de la inmunidad que les daba el paro de inspectores municipales). Y más caminata, por boulevard Oroño, para organizar la vuelta.

Café reparador en confortables sillones en un barcito al lado del estacionamiento y despedida hasta la próxima. ¿Será en Buenos Aires, paseando por Belgrano, Saavedra o Vicente López? ¿O será de nuevo en Rosario, visitando shopping y río?

Les cuento el recorrido físico que hicimos las cinco, festejando el reencuentro. El recorrido de nuestra charla ya es más complicado de reconstruir. Pueden imaginarlo sabiendo que hubo un poco de Córtazar, de la familia, la búsqueda de trabajo, los planes y proyectos de cada una, Cande, etc., etc., etc. Y fue como si estos cinco meses no hubieran pasado y estuviéramos sentadas alrededor de la mesa de “La Siembra”, con el morochón de testigo mientras gestábamos este espacio de comunicación.

MBA


3 comentarios:

  1. Bea, Bea, lograste inundar mis ojos con ese líquido transparente y nostalgioso. Hermoso lo que escribiste, lleno de sentimientos compartidos. No más palabras. Un abrazo desde Baires. Grace.

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  2. Coincido con la boticaria blogera, me emocione hasta a los guesoss, realmente me vi en tu relato y coincidi en ese sentimineto que desplegas en tu relato!!!
    Abrazoteee de osoooooo!!!
    Mariana

    Pd: La idea de ir caminando de quien catzo fue?????

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  3. Que bello!!! No hay mas palabras que describan mis emociones!!!
    Un beso,
    Ana

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