martes, 25 de mayo de 2010

Empezando a comer o la vida color naranja...


No estoy empezando por el principio, sino por lo que me toca vivir en estos días. Mi hija, querida Cande, está empezando a comer sólidos, de a poco, preparándose para la vida después de la teta.

"Empiecen con calabaza o zanahoria pisada (bien sabrosa) y banana o manzana pisada", dijo el pediatra.

A modo de prólogo, hicimos una sesión de shoping. Y otra vez nos vimos sorprendidos por la cantidad de modelos, colores, precios y funcionalidades para cosas tan simples como plato, vaso, cuchara y silla. Les cuento un poco más acerca de la silla de comer que elegimos: tiene doble bandeja, varias alturas, asiento reclinable y ruedas, accesorios absolutamente imprescindibles, según la vendedora, que también acotó que la íbamos a encontrar tan útil que no íbamos a poder salir de casa sin ella. Lo único que espero es que sea tan durable que la puedan usar hermanos y primos, porque no nos veo paseando en silla.

Una vez finalizadas las compras, me tocó cocinar. La primer comida fue puré de calabaza y fue más afuera que adentro, generándome una incógnita: ¿por qué el tapizado de la silla tan útil es celeste y no naranja, de forma tal que permita el camuflaje con el paisaje? El tiempo que llevó limpiar todo y volver la casa a su normalidad fue más que el tiempo que estuvimos con mi esposo tratando que algo de todo eso entre y se quede en Cande.

Todo es cuestión de paciencia... Las siguientes comidas fueron más éxitosas y cada vez más lo de adentro es más que lo que queda afuera.

La banana es de sus comidas preferidas y ahora agregamos compota de pera, ciruelas, yogur, cereales, puré de batata y carne picada con mucho éxito. Pero con la zanahoria no hay caso. Hasta ahora intenté darsela pisada con tenedor, procesada con minipimer, y el último grito de la moda entre bebés gourmet, según receta de Narda Lepes: hervida y pisada mezclada con pera. Tendrían que haber visto la carita de mi Cande después de haberle hecho probar esta super receta: una mezcla de expresiones entre: "qué asco, otra vez zanahoria" con "a quién se le ocurre arruinar una pera" y "esto no es ni comida ni postre". Dejaremos el ingrediente en suspenso y veremos más adelante.

Es más importante, ahora que sabemos qué le gusta y qué no, tratar de que mi hija entienda, a pesar del hambre, cómo es el procedimiento de recarga de la cuchara, minimizando la desesperación y sus iniciativas de arrebatarme el plato, para comer directamente de ahí.

¿Cómo les fue con la primera comida de su bebé? ¿Prefieren dulce o salado? Los que no son padres, ¿vivieron alguna experiencia dándole de comer a un bebé mientras aprende a hacerlo?

3 comentarios:

  1. Fuimos aprendiendo juntos. Ellos nos enseñaron a insistir, a que no hay que bajar los brazos, a que no siempre se recibe dulce y dulce, que a veces tambien viene lo salado, y de a poco, llenandose la mesa con distintas opciones que los lleven a elegir entre todo lo que les podemos ofrecer (que nunca es todo lo que existe). Finalmente las primeras comidas son la forma en la que vamos haciendo todo con ellos. Esta bueno darse cuenta que no les podemos dar toooodooooo, tanto para ellos como para nosotros. Felicidades en ésta maravillosa época, a disfrutar cada momento. Un beso grande, Cecilia (mamá de tres niñas hoy de 15, 13 y 7)

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  2. Me encantó. Besotón para esa gordita hermosa.Grace.

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  3. Gracias por sus palabras. Entre dientes salientes e insistencia, hoy por fin, comimos zanahoria

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